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La tragedia se produjo a eso de las 6:30 de la mañana en el cuarto de dormir de ambos esposos y la misma causó una gran conmoción en el sector, donde la occisa Ingrid Josefina Rosario, de 39 años, era muy apreciada y conocida.
El feminicida y suicida Ramón de Jesús Moisés, de 41 años, era nativo de Santiago y residía en Nueva York desde hace varios años. Estaba en el país hace una semana y hoy retornaría a sus labores habituales en Estados Unidos.
Hace apenas tres años que se habían casado, ella por primera vez y él con un anterior matrimonio y tres hijos.
“La mató en mi propia casa, mi hija no pudo decir nada, ni siquiera la dejó gritar ni quejarse, y yo durmiendo en la habitación de al lado”, sollozaba el padre Antonio Rosario, mientras un grupo de vecinas trataba de consolarlo.
La madre, Flérida Rodríguez, quien antes de salir para la Iglesia a las 6:00 de la mañana, le ofreció el café al yerno, sin imaginarse que minutos después le mataría a la hija, entró en estado de shock cuando regresó de la misa y descubrió los cadáveres en la habitación.
“Ella nunca había salido de mi lado, era una hija ejemplar, nos ayudaba mucho y se dedicó a trabajar desde los 17 años”, dijo la madre en medio de su histeria. Trabajaba desde hace 25 años en Álvarez Rivas y Asociados.
La esposa estrangulada, que aún no había concebido hijos, conoció a su verdugo Ramón de Jesús hace más de tres años y poco después se casaron, como él vivía en Nueva York los padres le permitieron que se quedara en la casa y les prepararon la misma habitación de la hija.
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